BoxMex por Jorge Rámirez Posada

El estilo mexicano como esencia del boxeo

El pugilismo ha dado grandes campeones y alegrías a nuestro país consecuencia del contexto en donde se han desarrollado los peleadores nacionales. Hacemos un repaso por la historia.

 

Fotografía por Jorge Ramírez-Posada

 

 

Si escribes en Google “¿cuántos campeones del mundo en boxeo ha dado México?”, el buscador arroja en sus primeras opciones que nuestro país se ubicó en 2021 en segundo lugar, detrás de Estados Unidos, como la nación con mayor número de cinturones dorados en el orbe.

 

¿Pero qué hace que los mexicanos y mexicanas sean buenos en el arte de dar y que no te den?

 

BoxMex por Jorge Rámirez Posada

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La primera respuesta es fácil de intuir, en un país donde la pobreza siempre ha sido un factor que traba su desarrollo, el pugilismo se ha convertido en una vía para saltar de clase social. Si ponemos atención a los dichos de campeones mexicanos es común escuchar que antes de iniciar su carrera profesional las condiciones económicas en sus hogares no eran las ideales, que como premio a los cuidados que tuvieron, soñaron siempre con comprarle una casa a su madre, ser los proveedores en contextos donde el Estado estuvo ausente por años.

 

El reconocimiento

 

Sin embargo, hay un elemento que escapa a lo material: el hambre de ser reconocido, la gloria que da ser admirado por la afición mexicana. En las antiguas culturas prehispánicas ser caballero Águila o Jaguar era un honor que anhelaban muchos jóvenes. En la actualidad, ser campeón o campeona de boxeo es ser el hijo o hija pródiga de la colonia, el estandarte del barrio. Y es que el pugilato nació en Grecia, pero se practica al estilo mexicano.

 

BoxMex por Jorge Rámirez Posada.

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Si hay un golpe muy mexicano ese es el gancho al hígado que hiciera famoso el boxeador tepiteño “Kid Azteca” y que perfeccionara hasta el alarido Julio César Chavez, “el Gran Campeón Mexicano”.

 

La Ciudad de México

 

BoxMex por Jorge Rámirez Posada.

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De norte a sur se práctica el boxeo en nuestro país, pero de la década de los 50 hasta el inicio del siglo XXI el epicentro fue la Ciudad de México. No solo por ser la capital del país y tener dentro de su infraestructura a la Arena México o la Coliseo, sino porque en la urbe nacieron gimnasios de box que se convirtieron en hogares para jóvenes que vieron en el pugilismo la oportunidad para cautivar al gran público mexicano y para alcanzar la riqueza.

 

Los campeones

 

BoxMex por Jorge Rámirez Posada.

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Así surgieron campeones como Raúl “Ratón” Macías, Rubén “el Púas” Olivares, Carlos “Cañas” Zárate, Daniel “el Zurdo de Tacubaya” Zaragoza, Ricardo “Finito” López, Juan Manuel “Dinamita” Márquez, Israel “el Magnífico” Vázquez, Rafel Márquez, Marco Antonio “The Baby Faced Assassin”, Jhonny González; y actualmente César “El Rey” Martínez e Issac “Pitbull” Cruz”. En la rama femenil, la campeona Laura Serrano, “la Poeta del Ring”, quien además logró que se autorizara la participación de la mujer en el boxeo profesional, y Mariana “la Barby” Juárez.

 

Los entrenadores

 

BoxMex por Jorge Rámirez Posada.

 

Pero todo alumno debe tener un maestro y junto a esa generación de pugilistas capitalinos se desarrollaron grandes entrenadores como Arturo “el Cuyo” Hernández que en su Gimnasio Lupita en el barrio de Tacubaya entrenó al “Púas” Olivares, Lupe Pintor, Alfonso Zamora, “el Cañas” Zárate, y al “Finito” López. Otro de los grandes entrenadores de la capital es “Nacho” Beristain, quien en su gimnasio Romanza pulió a jóvenes como “el Dinamita” Márquez y su hermano Rafa Márquez, a Daniel Zaragoza, Humberto “la Chiquita” González, y Víctor Rabanales. Tampoco en el recuento debe faltar “Rudy” Pérez que en el gimnasio Pino Suárez forjó a Marco Antonio Barrea, “Guty” Espadas Jr, Pablo César Cano y otros más.

 

El Magnífico

 

Para Israel “el Magnífico” Vázquez, tres veces campeón mundial y oriundo de la colonia Azcapotzalco en la Ciudad de México, hay dos factores que explican por qué los mexicanos son buenos para el arte de dar y que no te den: uno es interior y otro radica en una cuestión geográfica.

 

BoxMex por Jorge Rámirez Posada.

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El primero, me cuenta en conversación telefónica, deriva de un mismo elemento, el hambre que nace del estómago y las ansias de gozar de reconocimiento y acceso a las grandes bolsas.

 

Son las ganas, el hambre que tenemos y sobre todo la necesidad nos alientan para subir al ring y ganar cada pelea. Lógicamente vas creando el sueño de algún día ser campeón del mundo y anhelas conseguir las bolsas millonarias que te ayudan a salir adelante”, explica.

 

Producto de su experiencia, “el Magnífico” explica que el segundo factor es geográfico: nos encontramos muy cerca de Estados Unidos, cuna de las grandes peleas de boxeo y de las grandes bolsas.

 

Antepasados guerreros

 

BoxMex por Jorge Rámirez Posada.

BoxMex por Jorge Rámirez Posada.

 

La fotógrafa Lizette De Los Santos, quien ha trabajado en los campamentos de Juan Francisco “el Gallo” Estrada, Saúl “el Canelo” Álvarez, Miguel “el Alacrán” Berchelt, Oscar Valdez, y los mexicamericanos José Ramírez y Vergil Ortiz Jr, reflexiona en torno al porqué los mexicanos son buenos para boxear y responde: “nuestros antepasados eran guerreros con coraje y fortaleza. Se lleva en la sangre y ese factor nunca se pierde”.

 

Además, argumenta:

 

“El término ‘Estilo Mexicano’ es algo que todos escuchamos. ¿A qué se refiere esto ? A un peleador que va hacia al frente y que pelea hasta la muerte si es necesario —”el mexicano no se raja”, eso decimos en Jalisco—. El estilo mexicano es el que más entretiene. De hecho han usado esto para vender a otros boxeadores como Gennady Golovkin a la gente mexicana y al mundo entero”.

 

Asimismo, explica De los Santos, ser el mejor en el boxeo implica alcanzar cierta inmortalidad. “De nuevo, algo que nuestros antepasados creían y celebraban. Eso de ser el mejor, de saber que en ese momento nadie más en el mundo te supera, pues qué mejor para alimentar la infinita sed del orgullo mexicano”, agrega.

 

La UNAM

 

BoxMex por Jorge Rámirez Posada.

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Con esa misma visión coincide Antonio Solórzano Uztea, hijo del entrenador Antonio Solórzano González, quien formó a miles de boxeadores olímpicos en la UNAM y que se desempeña como jefe del equipo de boxeo de la UNAM. En su experiencia formando en el ámbito amateur a peleadores mexicanos, que muchas veces saltan al profesionalismo, el hambre de triunfo, de tener cosas materiales y reconocimiento que los lleve a pasar a la historia son las principales razones que ubican al mexicano entre los mejores del mundo.

 

También no dejando de lado que la genética del mexicano es privilegiada porque desde la cuna no tienen una buena alimentación. Hay gente de barrio que sale a entrenar sin nada en el estómago o muy poco y el organismo se adapta, se crece al castigo y forma esas grandes figuras del deporte”, confiesa.

 

Y sí, no cabe duda que los mexicanos son chingones para el box. Para muestra te invito a que googlees y encuentres un dato que noquea a cualquiera: en el inicio de 2022, México ya cuenta con 15 campeones mundiales (siete hombres y ocho mujeres). El pugilismo no sería pugilismo sin el estilo mexicano.