Del placer a la resistencia
Entre todas las partes del cuerpo que expresan aspectos de nuestra identidad, el trasero se presenta como un territorio a explorar: un lugar de placer, sensualidad y resistencia.
Texto: Cassandra Pellecchia
Fotos: UREGF
Es cierto que la perspectiva que tenemos sobre el culo ha sido y sigue siendo influenciada por factores culturales y sociales, incluyendo representaciones artísticas, normas de belleza y narrativas culturales. Esta zona, a menudo sujeta a miradas y juicios, proyecta diversos deseos y connotaciones, moldeados por las expectativas de la sociedad en torno a la sexualidad y la atracción. No obstante, más allá de estas influencias externas, el trasero también puede ser un espacio de autodescubrimiento y empoderamiento. La conexión entre el placer, la sensualidad y esta parte de nuestro cuerpo puede ser una expresión personal de la sexualidad y la identidad.
En el contexto de la identidad…
Partiré de los movimientos de cadera y pelvis, expresados a través de la danza y evolucionados en el fenómeno conocido como twerk, cuyas raíces se encuentran en África. Estos movimientos, originalmente expresiones de alegría y celebración que trascendieron culturalmente en todo el mundo gracias a la diáspora africana, producto de la esclavitud y colonización de los pueblos africanos, evolucionaron hacia un movimiento de resistencia en la década de los ochenta dentro de la cultura Bounce. Este fenómeno, donde “Nos sacudimos, nos movemos, bamboleamos, trabajamos, nos inclinamos, nos agachamos. Lo hacemos todo”, describe Big Freedia, “la reina del Bounce”, se convirtió en una forma de identificación para la comunidad trans, contribuyendo a la creación y fortalecimiento de su comunidad.
En 2018, la artista visual Aïda Bruyère, a través de un “Bootyzine”, ensambló una colección de imágenes del archivo de Patricia Badin, una bailarina de bootyshake parisina y afrodescendiente. En esta obra, Bruyère reflexiona sobre estas danzas como una forma para que las personas que viven en los guetos se apropien de los clichés que los blancos racistas les atribuyeron, como ser hipersexualizados y salvajes. De esa misma manera, es como las mujeres contemporáneas nos apropiamos de este movimiento como una liberación
de nuestra sensualidad y de nuestro cuerpo. Es una forma de emanciparnos, de sacudirnos y de vivir y sentir nuestro cuerpo y nuestro erotismo desde el culo como herramienta.
Desde una perspectiva espiritual y metafísica
Algunas personas establecen una conexión entre el chakra raíz y la región del cuerpo que abarca el área del perineo, incluido el trasero. La creencia subyacente es que este chakra es una fuente de energía que gira en torno al deseo, no solo en términos de deseo sexual, que ciertamente está presente en estas manifestaciones, sino también en relación con el deseo de expansión.
Se encuentra intrínsecamente vinculado al arraigo a la tierra y, por ende, a la estabilidad emocional, contribuyendo a la sensación de seguridad. Sacudir esta parte específica del cuerpo puede contribuir a la liberación de traumas, bloqueos somáticos y emociones acumuladas en esa área. Esto incluye la liberación de la tensión que a menudo evitamos mover por el temor al juicio externo. En última instancia, esta conexión entre el movimiento consciente del trasero y la liberación de energía estancada puede ser una vía poderosa hacia el equilibrio y el bienestar emocional.
Y por supuesto, si hablamos de placer, no puedo dejar el sexo anal detrás, una práctica que implica una exploración más íntima de esta región del cuerpo y que tanto en mujeres como en hombres, la estimulación del área perianal puede ser una fuente de placer.
Debido a las terminaciones nerviosas, para algunas personas puede generar sensaciones placenteras durante la actividad sexual, al igual que ayudar a estimular el punto G en mujeres o el punto P en hombres, contribuyendo a orgasmos más intensos.
Al permitir una conexión más profunda con el cuerpo y superar tabúes sociales, el sexo anal puede convertirse en una forma de liberación y empoderamiento personal, ayudando a las personas a reapropiarse de sus cuerpos y su sexualidad. En este contexto, la evolución de la perspectiva cultural hacia el trasero también destaca la necesidad de desafiar estigmas y construcciones sociales que han limitado la expresión individual y la aceptación del cuerpo.
Explorar el trasero como un lugar de placer y sensualidad no solo implica desvincularse de las expectativas externas, sino también abrazar la diversidad y la multiplicidad de significados que esta parte del cuerpo puede tener para cada individuo.
¡No olvides!
Puedes escuchar más sobre el arte de mover el culo con nuestra invitada twerkera la “Policía del Perreo” en el video podcast de UREGF Live por YouTube